SABIDURÍA JUDÍA:
MOSHE dice a su hijo, recién graduado en finanzas:
─ Hijo, quiero que te cases con una dama que ya escogí.
El hijo responde:
─ Pero padre, yo quiero escoger a mi mujer.
─ Mi querido hijo, ella es hija de BILL GATES.
─ Bueno, en ese caso acepto.
Entonces MOSHE hace rápida gestión y cuadra una cita con
BILL GATES, y le dice:
─ BILL, tengo al marido ideal para su hija.
─ Pero mi hija es muy joven aún para casarse; además, ella seguramente querrá escoger a su esposo.
─ Tal vez, pero este joven es el Vicepresidente del Banco
Mundial.
─ Bueno... En ese caso, creo que lo podemos arreglar. Trato
hecho, convenceré a mi hija para que acepte al muchacho.
Entonces MOSHE, con mayor rapidez, cuadra cita con el
Presidente del Banco Mundial. Le dice:
─ Señor Presidente, tengo a un joven recomendado para ocupar
el cargo de Vicepresidente de este banco.
─ Pero ya tengo muchos vicepresidentes, inclusive más de los
que son necesarios realmente.
─ Lo que pasa es que este joven es el yerno de BILL GATES.
EL LLANERO Y EL INDIO:
El Llanero
Solitario y el indio Toro se vieron precisados a acampar en el desierto. Cuando
terminaron de instalar la carpa, ya de noche, cayeron profundamente dormidos.
Unas horas
más tarde, siendo la madrugada, Toro despierta al Llanero Solitario y le dice:
─ Kemo
Sabay, mirar arriba ¿qué ver?
El Llanero
Solitario, responde:
─ Veo millones
de estrellas, todo un bello paisaje del universo…
─ ¿Y qué
significar eso? ─pregunta Toro.
El Llanero
Solitario contempla la inmensidad y entonces dice:
─ Astronómicamente,
me dice que hay millones de galaxias y potencialmente billones de planetas.
Astrológicamente, que Saturno está en Leo. En cuestión de tiempo, que son
aproximadamente las tres de la mañana. Teológicamente, que el Señor es
todopoderoso y que nosotros no somos más que una insignificancia.
Meteorológicamente, que mañana hará un hermoso día. Y a tí, Toro, ¿qué te dice?
GALLEGOS AMIGOS DE INFANCIA:
Dos
gallegos, amigos de la infancia, se encuentran:
─ ¿Y ahora a qué te dedicáis?
─ Pues
tengo una granja con 10.000 palomas.
─ ¿Mensajeras?
MUDANZA:
En una
mudanza, cuatro (4) gallegos tenían que
subir un pesado piano al piso 15. Ya
habían subido varios pisos y estaban muy cansados, entonces uno de ellos le
pregunta al capataz:
─ CHUCHO
¿falta mucho para llegar?
─ ¡Bestia
que soy! no he llevado la cuenta. Descansad un poco y uno de vosotros ved a
mirar cuantos pisos faltan.
MANOLÍN el
más el más fuerte y menos listo de los tres, dice:
─ ¡Cabrona
vida! esperad aquí, ya vuelvo.
Al rato
vuelve:
─ CHUCHO,
tengo una noticia buena y otra mala…
─ Bueno,
decid primero la buena.
─ La buena
es que estamos en el piso 11 y faltan solo cuatro (4) pisos para el 15.
─ Guardad
entonces la mala hasta que lleguemos al piso 15.
Finalmente
y después de muchos esfuerzos logran llegar al piso 15 con el pesado e incómodo
piano. Allí CHUCHO dice:
─ A ver MANOLÍN
¿cuál es la mala puta noticia?
MANOLÍN
responde:
¡QUÉ VALENTÍA!:
Un
millonario árabe excéntrico, promueve una fiesta en una de sus mansiones. En
plena fiesta, en un determinado momento, movido por los tragos y por su deseo
de impresionar, pide silencio y manda a parar la música. La fiesta se
desarrollaba cerca de un gran estanque en el que el millonario criaba
cocodrilos australianos gigantes. El millonario se queda mirando la piscina y
de pronto exclama:
─ Aquel que
pueda cruzar esta piscina nadando y logre salir vivo al otro lado ganará dos
(2) carros Ferrari último modelo y un helicóptero privado... ¿alguien se
atreve?
Se produce
un prolongado y acentuado silencio un tanto sepulcral... nadie se mueve...
Pasan los
segundos y los minutos. De pronto, en forma súbita y sorprendente, alguien
salta al estanque. La escena es impresionante.
La lucha es
intensa, el hombre se defiende como puede, agarra la boca de los cocodrilos con
pies y manos, tira pata a lado y lado. Se agarra de la cola de algunos de los
reptiles, pasa por encima de otros... se consume, vuelve y sale, chapotea;
mucha violencia y emoción. Todo el público está asombrado, paralizado. Las
personas miran hacia la piscina con impresionante rostro de horror.
El hombre
poco a poco va avanzando en medio de su monstruoso combate. Después de algunos
minutos de terror y pánico, y de una descomunal lucha entre el hombre y las
bestias, llega el valiente héroe al otro lado. Como puede sale del agua. Emerge
lleno de hematomas, arañazos, desgarraduras, heridas, cortaduras y, obviamente,
con la ropa desgreñada y hecha harapos.
La gente
aún paralítica no lo puede creer. De pronto rompen en sonoro y resonante
aplauso. El millonario, muy sonriente, se le aproxima y palmoteándole
suavemente la espalda le dice en tono de celebración:
─ Arriesgado,
valeroso y brioso hombre, reciba mis sinceras felicitaciones; ¿en dónde quiere
que le entregue los carros y hacia qué helipuerto desea que le envíe el
helicóptero...?
El hombre con
gesto arisco y de manera hosca exclama:
CRÍTICOS DE ARTE:
Un alemán,
un francés, un inglés, y un cubano comentan sobre un cuadro de Adán y Eva en el
Paraíso.
El alemán
dice:
─ Miren que
perfección de cuerpos: ella esbelta y espigada, él con cuerpo atlético, los
músculos perfilados... deben de ser alemanes.
Inmediatamente,
el francés reaccionó:
─ No lo
creo. Es claro el erotismo que se desprende de ambas figuras... ella tan
femenina... él tan masculino... saben que pronto llegará la tentación...deben
ser franceses.
Moviendo
negativamente la cabeza el inglés comenta:
─ Para
nada. Noten la serenidad de sus rostros, la elegancia de la pose, la sobriedad
de sus gestos. Solo pueden ser ingleses.
Después de
unos segundos adicionales de contemplación, el cubano exclama:
EL MARINERO Y EL PÌRATA:
Un marinero
y un pirata se encuentran en un bar y empiezan a contarse sus aventuras en los
mares. El marinero nota que el pirata tiene una pierna de palo, un gancho en la
mano y un parche en el ojo, y entonces le pregunta:
─ ¿Y por
qué tuviste que ponerte esa pierna de palo?
─ Estábamos
en el mar, durante una tormenta, y una ola me tiró al agua, justo en medio de
un montón de tiburones. Mientras mis amigos trataban de subirme al barco, un
tiburón me arrancó la pierna de un soberbio mordisco.
─ ¡Vaya,
que tremendo! ¿y por qué tienes ese gancho en la mano?
Pues
estábamos abordando un barco enemigo y mientras luchábamos con los otros
marineros, un enemigo me cercenó la mano con su espada.
─ ¡Increíble
qué espantoso! ¿y qué te pasó en el ojo?
─ Una
paloma pasaba volando y me cagó el ojo.
─ ¿Perdiste
el ojo por la mierda de una paloma?
EL MÉDICO RURAL:
Un médico,
Patricio Florez, recién terminando su carrera tuvo que ejercer su año rural
obligatorio en un pueblo de la sabana costera del departamento de Córdoba
(Colombia). Se encontró con que, en dicha comunidad, no había mujeres.
Cuando
entró en confianza con uno de los lugareños, le preguntó sobre la forma como
allí desarrollaban sus ímpetus sexuales; este le respondió que, en ese caso,
acudían al río. El asunto quedó así.
Un sábado
observó que se había formado una fila muy larga, que se iniciaba en la ribera
del río; caminó hasta esta y al llegar todos los pueblerinos le ofrecían su
lugar en la cola, por lo que en corto tiempo alcanzó la cabeza de fila. Allí
encontró que la hilera iniciaba detrás de una burra.
El hombre
cabeza de fila le ofreció coger primero
que él a la burra, y nuestro amigo pensó “pobre gente, tener que realizar sexo
con la burra; pero, en fin, no puedo despreciarlos, sobre todo porque ellos ven
en esto una forma normal de actividad sexual”. Y, bajándose pantalones y
calzoncillos, la emprendió con la pollina.
Cuando
llevaba más de 10 minutos sumido en la fogosidad de su acto, uno de los
lugareños le preguntó:
EN EL VAGÓN:
Viajaban en
el vagón de un tren, un argentino (pesado, coqueto y creído), un colombiano,
una mona espectacular y una gorda espantosa. Después de unos minutos de viaje
pasaron por un túnel y cuando lo iban atravesando se oyó el sonido de una
tremenda y descomunal cachetada. Cuando salieron del túnel, el argentino tenía
un cachete completamente enrojecido.
La mona
espectacular pensó.... “el argentino hijo de puta me quería mandar la mano y se
equivocó, le puso la mano a la gorda y la gorda le pegó una cachetada”.
La gorda
pensó.... “el argentino hijo de puta le mandó la mano a la mona y la mona le
pegó una cachetada”.
El
argentino pensó.... “el colombiano hijo de puta le mandó la mano a la mona y la
mona se equivocó creyendo que fui yo, y me pegó a mi esta garrafal cachetada”.
MORALEJA:
Un hombre estaba poniendo flores en la tumba
de un pariente, cuando ve a un oriental (un chino) poniendo un plato con arroz
en la tumba vecina.
El hombre piensa: "tan huevón este chino
marica"; de todas maneras se dirige al chino y le pregunta en un tono
burlón:
─ Disculpe señor, pero
¿cree usted que de verdad el difunto vendrá a comerse ese arroz...?
─ Sí, claro ─responde el
chino─ cuando el suyo venga a oler sus putas flores...!
Moraleja:
BRUNO TINOCO:
New York,
día de sol, calor infernal. Dos sujetos entran en un apartamento pequeño,
caliente y húmedo, arrastrando a un muchacho flaquito y debilucho por los
brazos.
Adentro
está Bruno Tinoco, un negro súper enorme, sudado, hediondo, con cara de mala
gente, palillo en la boca, limpiándose las largas uñas con un machete de cortar
palmas. Uno de los hombres que traen al muchacho, dice:
─ Oye, Bruno Tinoco, el jefe mandó a este pelado
para que te lo comas hasta que le pongas el culo como una flor. Dijo el jefe
que es para que el infeliz aprenda a no
querer hacerse el valiente con la gente del barrio y para que deje la costumbre
de estar mamándoles gallo a las señoras.
La víctima
grita desesperada e implora por el perdón. Pero Bruno apenas asiente con la
cabeza, ignorando los lamentos del hombre; y dice:
─ Pueden dejarlo ahí en ese rincón, yo me
encargo de ese miserable dentro de un
momento.
Cuando los
dos hombres salen, el muchacho dice:
─ Señor Tinoco, por favor, no me haga eso,
déjeme ir que yo no le digo a nadie que usted me dejó ir sin castigo, ¡por
favor se lo ruego, se lo suplico de rodillas, por lo que usted más quiera!...
Bruno dice:
─ ¡Cállate la jeta y quédate quieto ahí!.
Diez
minutos después, llegan los dos hombres arrastrando otro individuo; ellos
dicen:
─ Bruno, el jefe mandó a que le cortes las dos
piernas y le saques los ojos a este hijueputa para que aprenda a no llevarse el
dinero del jefe.
Bruno con
voz grave manifiesta:
─ Dejen a ese desgraciado ahí en el rincón junto
a esa otra pecueca; ahora resuelvo ambos asuntos.
Poco
después llegan los mismos hombres, arrastrando en forma terrible a un tercer
muchacho. Dicen:
─ Bruno, el jefe dijo que le cortes el pene y
los testículos a este malparido, para que aprenda que no se puede meter con la
mujer del jefe. ¡Ah!, y dijo que también le cortes la lengua y todos los dedos
para que no quede la mínima posibilidad que pueda tocar a otra mujer en su
maldita vida.
Bruno con
voz más grave aún, dice:
─ Ya resuelvo eso. Pónganlo ahí en el rincón
junto a esas otras dos porquerías.
Cuando se
retiran los tipos, el primer muchacho que había llegado dice en voz baja:
TELEGRAMAS ENTRE PADRE E HIJO:
Un padre pastuso envía a su hijo a estudiar al extranjero, y
al paso del tiempo le escribe el siguiente telegrama:
─ Hijo, te extraño mucho, pues, dime qué prefieres, ¿que yo
vaya a visitarte o vienes tu a Pasto?
El hijo le responde:
─ Sí.
El padre envía otro telegrama y le pregunta:
─ ¿Sí, qué...?
El hijo vuelve a responder:
─ Sí señor.
ZAPATOS EN ARREGLO:
ZAPATOS EN ARREGLO:
En Barranquilla (Colombia) estaba un costeño revisando una
caja de recibos y pendejadas viejísimas; y encuentra una factura de unos
zapatos que había mandado a arreglar hace 12 años, y el hombre dice:
─ Miieerdaaa, hacía
años que se me había olvidado esto... ¿será que paso a ver si existen esos zapatos? ¿pero será que esa zapatería aún
funciona...? voy a ir aunque sea por joder.
Al dia siguiente el costeño llega y le muestra la factura al
zapatero que era un barranquillero, y el zapatero dice:
─ Miieeerda primo,
esto es bien viejo. Pero déjame ver si están de pronto por algún lado, pero lo
dudo...
El zapatero se mete 15 minutos, media hora, una hora, hora y
media.... y, de pronto, sale todo sudado y vuelto mierda. Y le pregunta el
costeño:
─ ¿Qué te pasó primo?
¿están los zapatos?
Y el zapatero contesta:
─ Sííí los encontré, ¡PERO ESTÁN PA'L JUEVES!